Fernando Bustamente: ¿de qué tamaño son tus valores y principios?

Fernando,

Nueve años después sentiste que tenías principios que defender. Tras nueve años, sentiste -usando tus palabras en El Universo– que como Pilatos te estabas lavando las manos y debías dar testimonio de tus valores “aunque fuese violando la disciplina partidaria”. Y lo hiciste.

Volviste, no se sabe si en forma definitiva, a tu conciencia. Volviste a recordar que es imposible para un espíritu libre vivir de espaldas a lo que cree, piensa, dice o escribe. Los espíritus libres aprendieron, con Nietzsche, que la conciencia es la esfera de las intermediaciones. Tú ahora reivindicas tus convicciones. Y lo haces para violar el código aborregado que el correísmo creó para ignorar que la democracia, incluso la que debe darse en un movimiento político, no puede amordazar esa red de relaciones, de convicciones, de valores que une a cada ser humano con los otros. Eso es la conciencia.

Hay que saludar, Fernando, que tras nueve años, vuelvas a considerar que la dialéctica, que enriquece y justifica cualquier democracia, no tolera imperativos autoritarios. Eso se sabe desde Sócrates quien cultivaba, tú no lo ignoras, una actitud irreverente ante las opiniones dominantes.Y es eso lo que tú y tus amigos de Alianza País han ignorado desde hace nueve años. Han pretendido reducir hasta “la estupidez del estereotipo gregario”, como escribió Niezsche, la esfera pública, la conciencia de cada uno de los ciudadanos.

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María Paula Romo: el correísmo se cayó en 1989…

María Paula,

Tú has respondido a una invitación a debatir sobre la izquierda ecuatoriana y sus responsabilidades en el gobierno del presidente Correa. Este blog propuso ese debate con la intención de esclarecer. De aprender. Es un diálogo que involucra el futuro de la sociedad y, por tanto, debiera interesar a los ciudadanos y a todas las tendencias políticas.

Contigo hay coincidencia en que solo el debate respetuoso mantiene la buena salud y el pluralismo de la esfera pública. Los periodistas serios hacen preguntas y, en el fondo, cambian poco. Cambian los políticos. Basta con analizar lo que ha ocurrido con aquellos que estuvieron en la caravana triunfal del presidente Rafael Correa. ¿Imaginabas tú al liberal Fernando Bustamante entonando ritmos revolucionarios? ¿Imaginabas a Alexis Mera declarándose socialista? Incalificable, pero cierto.

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Rafael Correa o la ciudadanía también soy yo (II)

La Revolución Ciudadana, que se reclama de izquierda, fue el primer lema del correísmo. El Presidente también asumió una retórica anti imperialista y unas poses nacionalistas que recuerdan los perfiles políticos de los años sesenta.

Michel Foucault demostró que el poder no se fundamenta en lo que dice de sí mismo. El pensador francés nunca se refirió al código penal, por ejemplo, para saber qué decía el poder sobre la doctrina penal. Hizo al revés: estuvo en las cárceles o en los manicomios y, a partir de ahí, de las experiencias concretas y colectivas, analizó los fundamentos jurídicos que dieron lugar a esos mecanismos de encierro, marginación, vigilancia y castigo. Sigue leyendo